“Los alimentos reciclados utilizan ingredientes que de otro modo no se habrían destinado al consumo humano, se obtienen y producen mediante cadenas de suministro verificables y tienen un impacto positivo en el medio ambiente”.
Si queremos entender bien estos datos podemos irnos al informe de la FAO El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), junto con la organización asociada WRAP, ha publicado el informe Food Waste Index Report 2021.
Un documento en el que se recopilan y analizan los datos sobre el desperdicio de alimentos que se produce en los puntos de venta, restaurantes y hogares, considerando tanto los alimentos como las partes no comestibles.
Si queremos entender bien estos datos debemos pararnos primero en las definiciones del estudio.
Las pérdidas de alimentos son todas las cantidades de mercancías comestibles por los humanos procedentes de las cosechas o ganado que, directamente o indirectamente, salen de la postcosecha/producción de matanza/cadena de suministro al desecharse, incinerarse o de otra manera, y no vuelva a entrar en ningún otros usos (tales como alimento para animales, uso industrial,etc.), hasta, y excluyendo, el nivel minorista. Pérdidas que pueden ocurrir durante el almacenamiento, transporte y procesamiento, también de las cantidades importadas.
El excedente de alimentos es aquel que redistribuyen del consumo humano y es utilizado para la alimentación animal o utilizado para materiales de base biológica/procesamiento bioquímico.
Y el desperdicio de alimentos se define como alimentos y partes no comestibles asociadas eliminadas de la cadena de suministro de alimentos humanos en los siguientes sectores: fabricación de productos alimenticios (bajo ciertas circunstancias); venta al por menor de alimentos/supermercados; servicio de comida; y hogares “Retirado del suministro de alimentos humanos cadena” significa uno de los siguientes destinos finales: vertedero, combustión controlada, alcantarillado, basura/descartes/ desechos, co/digestión anaeróbica, compost/aeróbico digestión o aplicación al suelo.
Este análisis supone la primera estimación del índice de desperdicio de alimentos establecido por la FAO, facilitando además una metodología para unificar las cuantificaciones en los distintos países
Podemos entender con esta tabla en qué valores nos estamos moviendo aunque todavía no hay datos suficientes de todos los países y todos los sectores ya podemos ver que existe una gran cantidad de alimentos que no llegan a ser utilizados y se desechan, sobre todo en el consumo familiar.
¿Qué se está haciendo desde la FAO?
Se ha puesto en marcha una iniciativa mundial sobre la pérdida y desperdicio de alimentos que tienen como objetivo principal apoyar a los países a la prevención y reducción de las pérdidas de alimentos.
Las principales áreas de acción son:
- Sensibilización apoyando campañas de comunicación
- Colaboración y coordinación de la comunidad mundial de práctica sobre pérdidas de alimentos a través de una red llamada save food.
- Desarrollo de políticas, estrategias y programas combinando un enfoque de cadena alimentaria para las evaluaciones de pérdidas con análisis de costo-beneficio para identificar las intervenciones que tienen los mejores retornos de la inversión.
- Código de conducta internacional para la prevención y reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos
- Programas y proyectos de inversión implementados por los sectores público y privado
Los actores implicados en las cadenas de suministro de alimentos deben repensar sus actuales prácticas de gestión, tecnologías y comportamiento para reducir las pérdidas y los desperdicios.
Se ha detectado que las principales áreas de acción son, entre otras.
- Mejora de la planificación de la producción.
- Aumento o mejora de la conservación y envasado de los productos.
- Cadena logística optimizada y eficiente.
- Promoción de prácticas de procesamiento que aprovechen mejor los recursos.
- Sensibilización en hábitos de compra y consumo.
Y garantizar que todos los actores de la cadena reciban una parte justa de los beneficios.
¿Quieres comer alimentos reciclados?
Un informe elaborado por Future Market revela que el mercado de alimentos reciclados tiene un valor de $46.7 mil millones y que crecerá mucho durante los próximos 10 años.
Para entender un poco más esto debes saber que las frutas y verduras que no se pueden vender como “perfectas” en los lineales de frescos siempre se han utilizado para el procesado de otro tipo de alimentos como pueden ser cremas, sopas, snacks, platos preparados. Por supuesto que son alimentos aptos y perfectos para uso en elaboraciones.
Aunque también puedes verlas ahora como frutas y verduras frescas en empresas que las venden para gente que el aspecto no sea su prioridad.
El desperdicio alimentario es un problema global que afecta a toda la cadena agroalimentaria, desde las prácticas de planificación y recolección de las cosechas, almacenamiento, producción y fabricación de alimentos, comercialización y distribución hasta nuestros hogares, donde se produce más del 40% de desperdicio alimentario.
Los conceptos de desperdicio y reciclaje se unen para llevar al consumidor opciones de sostenibilidad basadas en tirar menos producto y aprovecharlo de formas más interesantes.
A través del ministerio de Agricultura se está lanzando la campaña de sensibilización «El país más rico del mundo, aquí no se tira nada» que trata de concienciar sobre la necesidad de realizar un consumo de alimentos responsable.
El objetivo de esta campaña es contribuir a la concienciación de todos los sectores de la sociedad, recuperando el valor de los alimentos que conforman el patrimonio gastronómico cultural nacional de España para frenar el desperdicio de alimentos y su impacto sobre el medio ambiente.
A todos nos interesa que se convierta en tendencia la revalorización de los alimentos para que las cosechas sean más productivas y puedan aprovecharse más los recursos.
Estamos viendo también que la industria a través del concepto de upcycling nos muestra cómo sacar provecho a cosas que antes no se utilizan, por ejemplo, pieles, cáscaras o tallos de verduras, como coliflor, brócoli o puerros, las tapas de zanahoria, granos usados de la cervecería, del café, cáscaras de frutas, pulpa de productos con jugo, pieles de pescado partes de los alimentos que se desechaban para uso animal o directamente se eliminaban.
El sector delivery también apuesta por esto y han aparecido iniciativas muy interesantes donde se recogen los menús y productos que no han sido vendidos en el día y se ofertan a precios más bajos para que sean aprovechados.
El trabajo de concienciación también ha de hacerse en el consumidor, que como hemos visto es uno de los eslabones de la cadena donde más alimento se desecha.
Las aplicaciones para la planificación de la compra, de los menús o las campañas de sensibilización en alimentos que no son perecederos para que los consumidores aprendan a ver la diferencia entre el consumo preferente y la fecha de caducidad están ayudando a reducir este desperdicio casero.
Todas las iniciativas son bienvenidas, así como la conciencia global para la mejora y el equilibrio entre lo que producimos y lo que tiramos, una forma de ser responsable con nuestro planeta.
Maria J. Herrero Salas