Historia de la familia Muñoz y Pujante

La tradición pimentonera que inunda el pasado de muchos apellidos murcianos, ha dejado no sólo el poso de un oficio, relevado de manos más antiguas, sino una manera de ser característica, basada en el trabajo duro, el conocimiento de la tierra y la capacidad de evolucionar sin perder un ápice de la autenticidad que define al gremio.

Familia Muñoz y Pujante

Por supuesto la familia Muñoz y Pujante es un claro ejemplo de empeño en la permanencia. Con el pimentón murciano como buque insignia, comenzaron las andaduras de esta familia de Muñoces que lleva en la genética el aroma de las ñoras.

Más adelante, la transversalidad y versatilidad de esta especia propició la evolución a toda una gama completa que hoy saboriza embutidos, conservas y guisos por todo el territorio español. De la mano primero de Manuel Muñoz Carbonell y después de sus hijos Noemí y Manuel, los hermanos al frente del proyecto familiar, el buen hacer y el buen saber continuar, hicieron posible el salto fuera de nuestras fronteras, así como la implantación de un modelo de distribución impecable que nos permite hoy por hoy, estar presentes en más de 30 países.

Historia y tradición

Más de 60 años han moldeado un concepto fundamental, que sin embargo mantiene en el seno de la compañía los cimientos intactos para seguir evolucionando: calidad como carta de presentación.

Una selección minuciosa de las materias primas y un pensamiento único que se extiende a todos los rincones de la fábrica: dar sabor, aroma, esencia y personalidad a todos los clientes que nos acompañan y que nos eligen día tras día, año tras año para aportar soluciones a su negocio.

Todo este camino transitado no podía ser más que a través de la revitalización y modernización no sólo de las líneas productivas, sino componiendo un equipo con un alto conocimiento científico-técnico, una visión empresarial responsable y comprometida con su entorno, y un valor humano que genera vínculos duraderos de los que estar muy orgullosos.

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